Federico y Damián discuten un plan de negocios que no parece completamente legal. Milagros, por su parte, celebra la victoria en la cancha con sus compañeros de equipo.

Laura tiene un consejo para Morena, pero, ¿estará Morena dispuesta a escuchar?

Mientras Ivo sufre por la muerte de un obrero, Milagros disfruta de un excelente equipo de fútbol.

La aparición de Roberto Cárdenas confunde a Morena. A Celso, por su parte, la llegada de Yago frusta sus planes de trabajo.

El padre Manuel sigue preocupado por la salud sentimental de Milagros y las respuestas que consigue son un alivio meramente momentáneo.

Melina rechaza los avances inapropiados de Aldo en el hospital, mientras Morena recibe una visita inesperada.

El padre Manuel intenta descubrir más acerca de la relación entre Milagros e Ivo, pero sor Catalina parece más interesada por la relación entre el pan y la leche. Por otro lado, Angélica se encuentra desesperada y no quiere ver ningún doctor.

La madre de Morena llegó a Argentina en busca de su hija. Morena, por su parte, parece perdida en los encantos de Yago.

Milagros está encargada de armar el equipo para el partido de fútbol mientras Angelica descubre una terrible verdad.

Bernardo revela parte de su plan para hacer creer a la señora Angélica que su nieto y la madre del mismo están muertos. Mientras tanto, Ivo se desahoga con la abuela, sintiéndose culpable por la muerte del obrero en la fábrica de la familia.

Yago está dispuesto a que Morena crea en su verdadera identidad a pesar de tener pocas pruebas para convencerla.

Mientras Andrea pone las cosas en términos muy claros para Ivo, Bernardo le propone a Federico tomar medidas drásticas para mejorar la salud mental de Doña Angélica.

Yago está dispuesto a revelarle el secreto de su identidad a Morena. ¿Cómo reaccionará ella al descubrir el verdadero origen de Yago?

Socorro está interesada en ganarse unos pesos extra. Milagros empieza a diseñar un plan para ayudarla.

Yago reflexiona sobre su situación. Roberto Cárdenas visita la mansión de los Sirenio sólo para descubrir que, evidentemente, no es bienvenido.