Alberto Landeros culpa a Julia y al asesino a sueldo por fallar en su intento de matar a Valente Rojas. Más tarde, Julia escucha cómo Valente Rojas, herido y boracho, proclama su amor por ella a viva voz en el pueblo.

El peligro siempre está asechando a Valente Rojas, sea de frente o a traición y por la espalda. Sin embargo, como bien lo muestra esta escena, nuestro joven héroe sabe muy bien cómo poner a sus enemigos en su lugar.

La muerte de Don Valente Rojas a dejado huérfanas a un par de almas que no saben qué hacer o cómo vivir sin él. La cámara nos muestra en escenas entrecortadas el sufrimiento de su hijo y su prometida, mientras en el fondo se escucha una canción "Ruega por nosotros".

Alberto ha regresado al pueblo y junto con él su enorme ego, que es más grande que nunca. Lo peor de todo es que este personaje parece ser dueño de la mitad del pueblo. ¿Habrá alguien que se atreva a enfrentar a este abusón engreído? Mientras tanto, el joven Valente se despide de su padrino.