La fiesta de cumpleaños de Pablo está siendo un éxito hasta que un evento inesperado interrumpe la celebración.

Después de ser premiado por Alguacil, Pablo prepara una gran celebración para festejar el éxito que le están generando sus negocios.

Mientras tratan de descubrir quién fue el responsable del tiroteo en el centro de la ciudad, el Alguacil y Pablo descubren un nuevo tipo de negocio que parece ofrecer una alta rentabilidad.

El transporte de la mercancía parece destinado a fracasar cuando un capitán del ejército decide actuar de manera honesta.

Pablo Escobar ya no quiere seguir siendo un simple guardaespaldas y por esta razón decide hablar directamente con el Alguacil.

Después de verlo en el cementerio, el joven Pablo se acerca al alguacil para ofrecerle sus servicios.

La personalidad y las tendencias del pequeño Pablo se comienzan a ver desde muy temprana edad en su vida cotidiana.

Durante las fiestas, el pequeño Pablo deja ver su personalidad. Mientras tanto su padre decide ir en busca de un tesoro escondido.

Susana tiene un problema que necesita resolver y busca ayuda en la persona que siempre ha estado cerca de ella. Por su parte, la esperada pelea de boxeo reúne a todos los habitantes del barrio en torno al único televisor que funciona.

Soledad llega abatida a su casa y en medio de su rabia y dolor le pide a Samuel algo bastante fuerte. Por su parte, la frustración de Pedro y Eddy parece no tener fin.

A pesar de su suerte, Soledad no está dispuesta a regresar a su casa sin saber qué ha ocurrido con Guillermito. Lo que está a punto de descubrir será todavía peor.

Mientras Samuel y don Pepe buscan a Soledad en medio del toque de queda, Soledad no puede dejar de pensar en la suerte de sus amigos.

Disturbios, muertos, toque de queda, personas desaparecidas y negocios que no funcionan. Estos son los ingredientes de esta nueva parte de La Sucursal del Cielo.

En este segmento se recrea la manifestación del veintiséis de febrero de 1971 en Cali, una fecha que la ciudad nunca podrá olvidar. Además de ese drama, la relación entre María y Susana se ha puesto a prueba.

La obsesión de Susana y María con el televisor no deja de aumentar sobre todo cuando se dan cuenta que personas a las que ven por encima del hombro ya han adquirido este codiciado electrodoméstico.