Duque necesita dinero y no pierde tiempo en vender uno de los pocos objetos de valor que tiene. Sin embargo, la felicidad que siente lo lleva a hablar demasiado sobre su suerte.
Un hecho inesperado se interpone en los planes de Pedro y Eddy. Mientras tanto, parece que los vecinos ya se han acostumbrado a la bulliciosa salsa que ha traído la familia de Ananías al barrio.