Varios momentos muy emocionales se dan dentro de la paredes de la mansión: Tanto Luisa como Milagros descubren dolorosos engaños.

Los empleados de la mansión se salieron con la suya y no perdieron su empleo. Ahora, todo regresa a su normalidad.

Yago encuentra su moto robado y demuestra que él también tiene cómo sobrevivir a la selva de cemento.

¿A quién del personal de servicio pueden despedir Luisa y Victoria si todos y todas han sido responsables de drogar a Bernardo y usar la piscina?

Mientras Damián enfrenta a Federico, Luisa se reune con su psiquiatra y los empleados hacen lo posible para no ser sorprendidos. Veremos situaciones incómodas en los tres encuentros.

En este episodio seremos testigos de un par de encuentros intensos entre Celso y Yago y Aldo y Melina.

Mientras todos disfrutan de la piscina, el drama se desplaza a Federico y Damián y a la lucha de Victoria y Morgan por hacer negocios en inglés.

Morena se merece una llamada de atención por parte de su amiga, debido a que se sigue sin concederle importancia a sus sentimientos por Yago.

Mientras Milagros y sus compañeros de trabajo se preparan para usar la piscina, Ivo continúa planeando cómo seducirla. Mientrás tanto, Morgan pone a prueba sus dotes como intérprete.

La situación se hace tensa cuando, al salir de la cárcel después de una sentencia de veinticinco años, Roberto Cárdenas se aparecen en la oficina de Aldo Sirenio.

Milagros ejecuta un plan para deshacerse de Bernardo con la intención de disfrutar una tarde al aire libre en la ausencia de sus jefes.

Milagros espera convencer al mayordomo, Bernardo o señor Bernardo, para que les deje usar la piscina durante la ausencia de los patrones.

Yago confronta el fachada de indiferencia de Morena para poder obtener una reunión con Aldo Sirenio.

Milagros y sus compañeros estudian la posibilidad de apropiarse por una tarde de la pileta (o piscina) de la mansión.

Mientras Damián termina de cerrar algunos negocios, Lina se regocija del fugaz encuentro con Bobby.