Melina sorprende a Lucio con su visita y Yago y Morena escuchan la presentación musical de Gardel.

Mientras Celso charla con Gardel acerca de su éxito cantando la noche anterior, Yago y Morena recuperan energías.

La cara de Luisa no alcanza a esconder de todo los rastros de la violencia de Aldo, hasta el punto de tornarse sospechosa. Yago, en cambio, se muestra transparente ante Gardel.

Lucio comparte algunos de los recuerdos familiares con Yago; su reacción reafirma la convicción de que Yago es su sobrino. Melina, por su parte, intenta descubrir la verdad sobre el abuso de Aldo a Luisa.

Morena descubre información clave en el misterio de la muerte de Franco Sirenio y del pasado de Yago.

Yago se alista para ir a cenar con Morena. Aunque está vestido para impresionarla, el lujoso restaurante lo sorprenderá.

Morena invita a Yago a un restaurante elegante en Bueno Aires, un lugar desconocido y exótico para él.

Celso continúa haciéndose pasar por ciego para mendigar dinero, mientras Yago y Morena avanzan en su relación, aun cuando esto implique compartir secretos dolorosos.

Morena intenta consolar a Yago, quien se enfrenta con los detalles de su terrible pasado. Aldo, por su parte, sigue amenazando a su esposa.

Gardel pierde la paciencia con Celso, de la misma forma que Roberto Cárdenas se desespera ante la falta de ayuda de Aldo.

Melina tiene sospechas que Aldo maltrata a Elena y las comparte con Lucio. Yago sufre al conocer las causa de la muerte de su padre.

Roberto Cárdenas confronta a Aldo: es hora de que le ayude. Aldo se siente amenazado. Todo esto sin sospechar que alguien los escucha.

Yago no puede más con las formas de la ciudad. Él fue educado de una manera distinta y siente el peso de los juicios. Solamente Morena y Gardel le ofrecen apoyo.

Morena regresa de su cita con Yago para conseguir a su mamá en su apartamento y no está nada feliz.

El depreciable comportamiento de Aldo para con su esposa Elena no pasa desapercibido ante su pequeño hijo.