Milagros le confiesa a Sor Cachetes cómo fue que se enteró de la apuesta hecha por Ivo y Bobby. Aunque Sor Cachetes le recomienda dormir, Milagros todavía tiene ganas de divertise así que decide salir a bailar como toda una Mili nocturna que luce espectacular con su nuevo vestido.

Milagros, también conocida como Cholito o Mili, se siente como una rata traicionera por haber usado a Sor Cachete para jugarle una mala pasada a Ivo. Mientras tanto, Bobby se ríe de Ivo, quien simplemente no entiende cómo Mili se enteró de la apuesta. Ivo está enfurecido pero Bobby lo invita a La Bailanta. Lo mejor para pasar el trago amargo es ir a bailar.

Su nombre es Milagros, su apodo es Cholito. Es salvaje en el campo de fútbol y poco domada fuera de él. Como huérfana, ha sido criada en un convento. Pero ahora está a punto de cumplir 18, y tendrá que recorrer su propio camino en el mundo. Pero el mundo parece no estar listo…

Victoria no es exactamente lo que se llama “profunda”, pero tampoco es tonta. Ella sabe lo que quiere y lo que no. Definitivamente no le gusta ser llamada Vicki, ni tampoco disfruta la compañía de Bobby, el parlanchín amigo de su hermano. Ella busca glamour y elegancia, incluso decide cambiar el nombre de su conductor de Rocky al más distinguido “Morgan”.

Mientras Angélica le ruega a Luisa que le diga la verdad sobre su nieto, la rivalidad de Rocky y Bobby sobre Victoria continúa.

Ivo está confundido: su relación con Andrea está bien pero tiene sentimientos por Milagros. Rocky sufre de dolores mucho más físicos.

Milagros busca tomarle el pelo a Ivo con una broma telefónica. ¿Podrá Milagros burlarse del hombre que le gusta?

Ivo y Milagros tienen un incidente en medio de la calle que acaba con Ivo en la comisaría de policía. Andrea tiene que ir a sacarlo de allí.

La Madre Superior cree que las ha encerrado por la noche, pero Milagros y Gloria tienen otros planes, que no incluyen prepararse para la misa de la mañana próxima a las siete. Quién sabe si podrán salirse con la suya.

Milagros se queda fuera del partido de fútbol, sólo para varones. El entrenador lo mandará a vender gaseosa para comprar zapatillas nuevas para los chicos. Mientras tanto el patrón tiene que aguantar los sermones de su madre, que le recuerda que quizás tiene un hijo en alguna parte del que no sabe nada.