El rey de la estafa ha asumido una nueva identidad: ahora es un borracho argentino bastante generoso.

Si bien Kevin descubre el lado sensible de su padre también aprende de lo dura que puede ser la vida para los adultos.

Nuestro rey de la estafa no se amedrenta ante la investigación oficial. Ahora, una nueva identidad surge para mantenerlo a salvo y acercarlo a Amalia Durango.

Mónica quiere escribir un libro de superación personal que ayude a toda la gente desesperada y deprimida. Luis acepta reunirse con ella para asesorarla.

Durante la entrevista radial, Laura continúa explicando la importancia de su perro y su plan para volverse un miembro productivo de la sociedad.

A pesar de la insistencia del agente Suárez, Amalia se niega a creer que Felipe Urrutia sea un estafador. Así, las probabilidades de capturarlo son cada vez menores.

Los dos ladrones siguen el plan para robar y vender el perro de Laura, alguien que realmente lo necesita para su nuevo trabajo.

Kevin está impresionado de ver a su padre en el banco: es una figura de autoridad incuestionable. Tal vez sea una opción para su propio futuro.

El agente Suaréz llega a la residencia de Amelia buscando a Felipe, pero él logra escapar.

Kevin acompaña a su padre al banco. Su objetivo es aprender qué consiste exactamente su trabajo. ¿Cambiará la imagen de su padre al verlo en otro contexto?

El agente Suárez sigue intentando atrapar al estafador y para eso busca hablar con Amalia Durango, la deslumbrante actriz colombiana.

Después de siete años de no verse, dos amigas se reencuentran para hablar del trabajo y el amor.

Una joven mujer invidente, Laura, es la invitada del programa radio en donde cuenta cómo adquirió su perro, Zazen, y cómo éste la ayudó en su trabajo de telemercadeo.

Kevin por fin logra que su padre le explique los pormenores de su trabajo, incluso logra algo más allá de lo que esperaba.

Dos criminales de baja calaña planean un robo injustificable.